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El “gobierno del diálogo” en jaque. O cómo los indígenas pueden dar cátedra de gobierno



Sobre el diálogo


Por primera vez, después de más de dos años de gobierno, Lenin Moreno y su gabinete se ven confrontados a dialogar. Acostumbrados, como estaban a disfrazar de “diálogo” las reuniones de simpatizantes en las que presentaban decisiones ya tomadas como acuerdos, pareciera que descubrían que el diálogo comporta negociación, y que esta implica consensos y disensos.

El auto denominado “gobierno del diálogo” mostró así su primera gran debilidad, la poca capacidad para dialogar con la gente a la que le debe sus cargos, los mandantes. Por ello, la reunión con los diferentes representantes de los indígenas resultó, a todas luces, histórica, más aún cuando la misma fue televisada y transmitida por los diferentes medios de comunicación. Todo esto, en medio de un proceso de disputas que, de hecho, reveló la cara más triste del periodismo en Ecuador.


En el diálogo se pusieron en evidencia muchas de las cuestiones que las y los ecuatorianos queríamos expresar y que, de hecho, expresamos cotidianamente, sin ser mínimamente escuchados. Las reacciones posteriores, y el apoyo manifiesto a los indígenas da muestra de ello, por lo que podríamos decir, en términos generales, que fue un diálogo bastante disparejo… a favor de los indígenas.



Un discurso cada vez menos legítimo


Simbólicamente hablando, el diálogo representó una pérdida de legitimidad del gobierno nacional. Si bien los indígenas no conforman el todo de la población ecuatoriana, sí es cierto que aquellos representan la voz de una gran mayoría que se ha mostrado descontenta a partir del giro neoliberal que trajo el gobierno de Lenin Moreno al Ecuador.


Uno de los errores en los que cayó el gobierno nacional, fue la insistencia en trasladar el problema a diferentes grupos mostrándolos como chivos expiatorios. Al inicio del proceso fueron los transportistas, luego los indígenas, y poco a poco fueron aparecieron una serie de nuevos actores: terroristas, vándalos, grupos guerrilleros financiados por Maduro y Correa, los “Latin Kings”, entre otros.


La cuestión resultaba bastante clara: todos eran los culpables, menos ellos que gobiernan. Y en este vaivén aparece cual fantasma la figura del ex presidente, a quien el gobierno actual recurre cuando deben tomar alguna decisión importante (usualmente orientada por el FMI), pero no tienen cómo justificarla. Por lo tanto, otro de los avances del diálogo fue el deterioro de este discurso que apela a la supuesta ingenuidad de las y los ecuatorianos, o al menos a la posibilidad de venganza de algunos grupos. Un discurso cada vez menos legítimo por simplificador y por motivador del odio.


La goleada indígena


Es importante decirlo con honestidad, claridad y transparencia: los indígenas le dieron una goleada magistral al gobierno, pasando por lecciones de economía, sociología y hasta ética. Los logros de este espacio seguro se verán poco a poco, a menos que el gobierno no se tome en serio el diálogo, y trate de llevar las riendas hacia su propio beneficio como ha acostumbrado a hacer.


Algunas de las cuestiones que más destacaron:


- Hay una responsabilidad del gobierno. Muy claramente lo expresó Jaime Vargas, dirigente de la CONAIE, al indicar al gobierno que tiene una responsabilidad directa en todo esto, no solo en relación a las manifestaciones, sino al mal manejo de la economía. Lejos de los discursos avivados por el odio, y de la búsqueda de los ya mencionados “chivos expiatorios”, Vargas confrontó al presidente y los “ministros vagos”, algunos de ellos, presentes en la mesa.


- Es necesario limpiar el gabinete. Del mismo modo, se puso en evidencia la desproporcionada violencia y represión con la que actuaron los policías y los militares en medio de las protestas. Hay un saldo de muertos y heridos que el gobierno no podrá ocultar, de manera que se increpó a que los responsables directos de la violencia (sobre todo Estatal), renuncien. Sin duda alguna, deberían hacerlo por dignidad, y espero como muchos otros, que además exista un proceso para que esto no quede en la impunidad.

- Tienen que aprender economía. Leonidas Iza, presidente de MICC, expresó con total sinceridad el modo en el que afecta el decreto a su vida cotidiana. En medio de su explicación dio cátedra al país, recordando algunas de las cuestiones importantes que no podrían pasar desapercibidas en el diálogo: “El gobierno acepta las condiciones de austeridad del FMI a cambio de 4200 millones, pero les perdonó deudas por 987 millones de dólares a 200 grupos económicos y no les cobra una deuda de casi 4000 millones”.

- El déficit y la deuda. La respuesta del Ministro de Economía no se hizo esperar, aunque fue una respuesta muy básica. Tratando de tapar el sol con un dedo volvió al discurso inicial: “la culpa es de Correa”, y el déficit se sigue pagando con deuda. ¿Y los millones perdonados a los grandes grupos económicos? Sigue sin respuesta. Lo único que quedó claro es que, para el actual ministro de economía, los ecuatorianos de toda clase social tienen carros de 40000 dólares y ponen gasolina extra. Lamentable exposición.

- Un gobierno de derecha. Finalmente, algo que vale matizar es la idea muy remarcada en los discursos de que la derecha es la que se encuentra tras el poder. Frente a ello “mutis por el foro”, nada que decir. Al gobierno le hace mucha más práctica de diálogo, algo que nuestros indígenas tiene de sobra. Entonces, más allá del decreto y de su derogación, casi oficialmente vemos a un gobierno aceptar que, tras bambalinas, los empresarios y los grandes grupos de poder (incluyendo por supuesto al FMI), conducen al Ecuador, aunque no veamos sus rostros.

Lo que queda por resolver


Uno de los centros del diálogo fue, sin duda, la derogatoria del decreto 883, mismo que podemos ubicar en el origen de la disputa y de las manifestaciones de estos días. Sin embargo, es importante comprender que el decreto hace alusión única y exclusivamente a la eliminación de los subsidios, como resultado de la carta de intención con el FMI y de los diferentes desembolsos que se esperan de esta institución como nueva deuda.


Sin embargo, el diálogo no termina ahí. Es importante comprender las diferentes peticiones que salieron a lo largo del diálogo y que no pueden quedar sin resolución.

- Eliminación de los sueldos vitalicios a los ex presidentes

- Focalización de los impuestos y cobro de las grandes deudas

- Renegociación con las empresas (telefónicas y petroleras)

- Aprobación de una ley que permita incautar los bienes a los corruptos.

- Transformar la estructura del Estado para que beneficie a los que más necesitan

- Renuncia de la ministra del Interior y del ministro de Defensa.


Pero lo más importante, y que no puede dejarse sin plantear es que es necesario para Ecuador, desmarcarse del FMI. Esto no es un punto que puede pasar a la ligera, volviendo a la derogación del decreto 883 una nueva cortina de humo. Hay una reforma laboral, regresiva en derechos, que flexibiliza el trabajo y permite nuevamente la explotación laboral. Además, hay una reforma tributaria que nuevamente está pensada para favorecer a los grandes grupos económicos.


Frente a esto cabe decir que ya el gobierno salió a ofrecer algunos cambios, muy de forma, en relación a estas reformas en curso. De fondo, nada de momento, aunque esperamos que así sea, por lo que cabe decir, para concluir, que la lucha continúa.


Por ahora, Yupaychani Mashikuna.

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