Educar(se) en tiempos de crisis: algunos consejos Ăștiles
- Milton CalderĂłn
- 10 abr 2020
- 9 Min. de lectura
La llegada de COVID-19 ha transformado nuestras vidas a todo nivel. El campo educativo no es la excepciĂłn, y, de hecho, es uno de los espacios en los que mĂĄs se evidencia el desfase entre lo que vivimos en este siglo y lo que venimos haciendo como prĂĄctica. Una crisis de la magnitud que atravesamos nos va permitiendo entender que, a futuro, serĂĄ necesario caminar mĂĄs rĂĄpido para estar a la altura de las circunstancias.
Sin embargo, en este tiempo, nos ha tocado correr, acostumbrarnos y aprender, razĂłn por la cual he decidido escribir algunas ideas respecto de quĂ© hay que hacer y no hacer en educaciĂłn en tiempos de crisis. Por supuesto, se trata en definitiva de consejos, que no tienen por quĂ© ser una receta, y, ademĂĄs, aplicables en la medida en que el contexto educativo haya permitido pasar del trabajo en aula al teletrabajo pedagĂłgicio. El Ășnico interĂ©s es aportar a que la educaciĂłn siga transformando sociedades, aĂșn cuando las circunstancias no son las mejores ni las deseables.
El artĂculo estĂĄ dividido en consejos orientados a: docentes, padres y madres de familia, estudiantes y autoridades de los centros. SiĂ©ntanse libres de centrarse en la secciĂłn que mĂĄs les interesa. Al final, si lo consideran, pueden añadir algĂșn consejo personal desde el lugar que ocupan en medio de la comunidad educativa.
A los docentes
¿Qué hacer?
1. Aprender, sin miedo, de las circunstancias
La crisis actual nos coloca en un momento en el que nos vemos obligados a interactuar con los otros, mediados por tecnologĂas (cuestiĂłn que hasta hace poco podrĂa no haber resultado esencial). Ello convierte a la coyuntura en un excelente momento para aprender y dejar de tenerle miedo a las opciones que el nuevo siglo nos ofrece para educar.
2. Explorar herramientas y recursos en lĂnea
Ligado al hecho de que la crisis tiene una importante dimensiĂłn de aprendizaje, estĂĄ el hecho de que la informaciĂłn abunda. Por lo tanto, es un buen momento para explorar herramientas que pueden sernos Ăștiles, no solo durante la crisis actual, sino a futuro. AquĂ vale la pena tomar en cuenta algunas recomendaciones como: verificar que la informaciĂłn no aparezca en pĂĄginas anunciadas, usar varias palabras clave en las bĂșsquedas para hacerlas mĂĄs especĂficas, verificar que las pĂĄginas cuenten con autor y fuentes, fijarse en las fechas de actualizaciĂłn de la informaciĂłn, y, finalmente, preferir pĂĄginas que hablen de educaciĂłn para evitar utilizar contenido meramente comercial. Algunas editoriales como SM han abierto plataformas Ăștiles, conferencias y cursos durante este tiempo. Podemos estar al tanto de ellas en: https://www.grupo-sm.com/ec/
3. Evitar âllevarse el trabajo a casaâ aĂșn en casa
Aunque pueda parecer paradĂłjico pues todo hacemos en casa, es importante dividir los tiempos de modo que la cuestiĂłn laboral no sea la Ășnica tarea a la que nos dediquemos a lo largo de este tiempo, desaprovechando asĂ la posibilidad de compartir mĂĄs con nuestros familiares, llamar a nuestros amigos, o iniciar nuevos proyectos personales.
¿Qué no hacer?

1. Llevar la modalidad presencial a la virtual
Uno de los errores pedagĂłgicos mĂĄs comunes es el de hacer lo mismo que harĂamos en una clase presencial, pero utilizando medios virtuales, cuestiĂłn que ha sido muchas veces caricaturizada como una prĂĄctica poco eficaz. Es importante entender que el medio virtual requiere tambiĂ©n ciertas adaptaciones como, por ejemplo, reducir un poco los tiempos, dosificar los contenidos y explotar mĂĄs las herramientas virtuales. Estar frente a un computador es mĂĄs cansado, no solo para el docente sino tambiĂ©n para el estudiante y por ende, las estrategias deben acomodarse a los medios utilizados.
2. Excederse con las tareas
Otro error es el hecho de excederse con tareas asumiendo que los estudiantes tienen mĂĄs tiempo para hacerlas. Si asumimos que todos los docentes piensan lo mismo lo que tendremos son estudiantes hartos de los deberes y mucho mĂĄs desmotivados para el aprendizaje. Es preferible dejar ciertas tareas mentales, que lancen a los estudiantes a la curiosidad, en lugar de tareas cuyo fin sea âmostrar que cumplimos con nuestro trabajoâ
3. Trasladar la responsabilidad pedagĂłgica a padres y madres
Nosotros somos los educadores, de modo que mal harĂamos en asumir que los padres y madres de familia tienen la responsabilidad de garantizar el aprendizaje en estos tiempos en los que el hogar se ha convertido en un aula. Es importante saber que, aĂșn en tiempos de crisis, nuestro trabajo sigue siendo el de educadores. Una de las mejores acciones para valorizar nuestra profesiĂłn es la de continuar haciendo nuestro trabajo con la misma pasiĂłn de siempre. AdemĂĄs, Âżpor quĂ© no aprovechar para reunirnos con los padres de familia con la finalidad de que aquellos se inmiscuyan mĂĄs en la vida estudiantil de sus hijos?
A los padres y madres de familia

¿Qué hacer?
1. Dar libertad y confianza a los hijos
Como padres y madres, es importante comprender, tambiĂ©n, que este no es un tiempo Ășnicamente para tareas del hogar. Se hace necesario dar un espacio a la educaciĂłn, tanto a la que viene de los centros educativos, como a la que los mismos estudiantes pueden explorar por su cuenta. Este es un buen momento para dar mĂĄs libertad a los hijos y dejar que hagan actividades que ellos deciden hacer.
2. Colocar pequeñas tareas y responsabilidades en el hogar
Siempre se dice que la primera educación proviene del hogar, de manera que este es un buen momento para demostrarlo. No estå de mås colocar alguna tarea o responsabilidad cotidiana de manera que seamos también formadores de nuestros hijos en medio de estas circunstancias. Por ejemplo, nombrar a alguno de ellos como responsable del cuidado de las plantas, o del orden, o de los animales.
3. Comprender el proceso formativo de nuestros propios hijos
Es una buena oportunidad para estar pendientes de aquello que nuestros hijos aprenden en la escuela, y que cotidianamente, no podemos comprender a profundidad. En las escuelas una cuestiĂłn reiterativa es el interĂ©s que tienen los centros en que los padres y madres participen en el proceso, este es entonces un buen momento para comprenderlo mejor, y asĂ, valorar tambiĂ©n, la labor cotidiana de los profesores.
¿Qué no hacer?
1. Trasladar la tarea educativa Ășnicamente a los docentes
AsĂ como los profesores no deben trasladarles la tarea educativa a ustedes, tampoco debe pensarse que la educaciĂłn es una cuestiĂłn exclusiva del profesor, y que no es un asunto que les competa si quiera atender. Este es un momento en que mĂĄs colectiva puede ser la educaciĂłn y con la colaboraciĂłn de todos podrĂan evidenciarse excelentes resultados.
2. Evitar el seguimiento con el pretexto de que la escuela continĂșa
Unido a lo anterior, mal harĂamos en no hacer seguimiento de las actividades que provienen de la escuela, tanto en las horas de conexiĂłn virtual como en las tareas (si es que las hay). El seguimiento puede implicar un acercamiento mucho mayor, que puede convertirse en una preciosa oportunidad familiar. Por ejemplo, podemos leer junto a ellos el texto literario que el profesor les sugiriĂł, o juntarnos a la clase de educaciĂłn fĂsica y hacer un poco de deporte.
3. Estigmatizar la escuela por lo que hace o deja de hacer
Sin duda alguna, este no es un buen momento para comenzar a reclamar a las escuelas el uso o no de las tecnologĂas. Es importante comprender que cada centro educativo, asĂ como cada familia tiene una realidad que desconocemos. Por ello, es importante evitar valorar a los centros en funciĂłn de lo que hacen o dejan de hacer en estos momentos, o peor aĂșn desvalorizar la labor docente, asumiendo que la modalidad virtual les representa menos trabajo.
A los estudiantes
¿Qué hacer?
1. Ver la crisis como una oportunidad para explorar los talentos propos
Toda crisis tiene siempre una dimensiĂłn pedagĂłgica, lo cual significa que no es Ășnicamente de los docentes de quienes tenemos que aprender. Esta es una excelente oportunidad para profundizar en aquello que a futuro quisiĂ©ramos sea nuestra profesiĂłn, o al menos, en aquello en lo que somos mejores o destacamos. La escuela formal, lamentablemente, no ha logrado convertirse en el mejor referente para la formaciĂłn de talentos, siendo asĂ, que la crisis ocupe ese lugar.
2. Aprender mĂĄs de lo que mĂĄs nos agrada
Por supuesto, no solo se trata de los talentos personales, sino también de las åreas que mås nos agradan. A todos nos pasa que algunas cosas nos gustan mucho y otras quisiéramos evitar, y esto es completamente normal. El momento que atravesamos puede ser una valiosa oportunidad para investigar mås sobre esa årea en particular, aunque no haya deberes de por medio, es un tiempo para aprender por placer, y no necesariamente para aprobar una materia.
3. Comprender y asumir las circunstancias actuales
ÂżQuiĂ©n no valora el momento de recreo en el que nos encontramos con nuestros mejores amigos? Sin lugar a dudas son de las cuestiones que mĂĄs nos quedarĂĄn a futuro como experiencias significativas de la escuela. Sin embargo, no debemos dejar que su añoranza nos nuble y bloquee. El aprendizaje virtual es tan Ăștil y vĂĄlido como el presencial, y ya vendrĂĄn tiempos en los que la socializaciĂłn serĂĄ nuestra prioridad. Por eso, cabe comprender las circunstancias actuales y asumirlas con tranquilidad.
¿Qué no hacer?

1. Estar todo el dĂa frente al computador
Muchos estudiantes tienen ahora la necesidad de estar frente al computador, sea para recibir clases, sea para hacer tareas, o simplemente para verificar algĂșn detalle de la organizaciĂłn escolar o de la situaciĂłn actual. Si despuĂ©s de todo esto, nos ponemos a jugar en lĂnea o a ver pelĂculas y videos, lo que tendremos es un terrible cansancio visual. Por ello, es importante cuidar que las actividades que realicemos mantengan cierto equilibrio, y que no sean Ășnicamente actividades relacionadas con pantallas.
2. Dejar que las distracciones se vuelvan prioritarias
Una de las habilidades que menos hemos desarrollado es la de aprender en solitario, ya que siempre tenemos la tentaciĂłn de distraernos con alguna red social, o cualquier otro asunto. Lo mejor que podemos hacer es elaborar un cronograma personal, que nos permita distribuir nuestras jornadas segĂșn nuestras necesidades y gustos. Importante: este debe ser ânuestroâ cronograma, no el de nuestro papĂĄ o mamĂĄ, quienes seguro tendrĂĄn otras cuestiones por las que preocuparse en medio de la crisis.
3. Sentirse en vacaciones forzadas
Finalmente, una cuestiĂłn negativa es la de sentir que estamos en vacaciones y no en un momento coyuntural que afecta la vida de muchas personas, no solo en nuestra ciudad, sino, literalmente, en todo el mundo. En relaciĂłn a lo educativo, hay que asumir que han cambiado las formas, las aulas ya no son las mismas, y las interacciones estĂĄn mediadas por aparatos tecnolĂłgicos, pero el fondo sigue estando presente, y por ende, seguimos aprendiendo, seguimos siendo âestudiantesâ.
A las autoridades de los centros educativos
¿Qué hacer?
1. Buscar mecanismos para la formaciĂłn de nuestros profesores
Si los profesores podrĂan aprovechar estos momentos para relacionarse mucho mĂĄs con los padres, mĂĄs allĂĄ de los clĂĄsicos momentos de entrega de reportes de calificaciones, Âżpor quĂ© no aprovechar desde la escuela para garantizar la formaciĂłn de los educadores? No hace falta ir lejos ni contratar expertos, pues entre los mismos profesores podrĂamos aprovechar los puntos fuertes de cada uno, o hacer uso de espacios abiertos que se orientan a la formaciĂłn. Una reducciĂłn de las actividades âde claseâ en virtud de un aumento de actividades de aprendizaje de los maestros no solo serĂa necesario sino, ademĂĄs, justo.
2. âAcompañarâ a toda la comunidad educativa
En el sentido mĂĄs profundo que le podamos dar al tĂ©rmino âacompañamientoâ, este es el momento en que menos solos debemos dejar a los docentes y a la comunidad educativa. Estos tienen familias, problemas, circunstancias con las que deben combinar sus tareas laborales, y por ende necesitan del apoyo de quienes estĂĄn al frente de los centros educativos. Conversar con ellos, comprender las situaciones que atraviesan, y apoyarles en la medida de lo posible es un buen comienzo para que aquellos sientan que estĂĄn âsostenidosâ en momentos de crisis.
3. Ser propositivos para la acciĂłn educativa
Si bien el docente estĂĄ llamado a buscar alternativas, herramientas, recursos, documentos, y otros que modifiquen su accionar pedagĂłgico, es cierto que esta no debe ser Ășnicamente su responsabilidad. O mĂĄs bien dicho, nosotros, desde nuestra posiciĂłn podemos aportar significativamente a esta bĂșsqueda. AdemĂĄs, somos quienes probablemente recibimos mĂĄs informaciĂłn que puede resultar Ăștil y que podrĂamos compartir con ellos.
¿Qué no hacer?
1. Aumentar la burocracia orientada al control
Muchos educadores deben hacer juego entre sus actividades de docencia y sus responsabilidades de padres y madres, y, lamentablemente, este juego tiene la desventaja de que lo primero estĂĄ usualmente orientado por la lĂłgica del cumplimiento. Muchos directores pueden estar tentados a aumentar la burocracia en estos dĂas, bajo el pretexto de contar con âfuentes de verificaciĂłnâ de un trabajo que se desarrolla desde casa. Lo que obtenemos es un montĂłn de docentes con una carga mĂĄs, menos preocupados por lo pedagĂłgico, y ademĂĄs, un montĂłn de estudiantes cargados de tareas.
2. Restar valor al trabajo de quienes educan
Circulan noticias de centros que han reducido sueldos a los docentes, o han aprovechado las circunstancias para reducir su personal, sobre todo en establecimientos privados. Por supuesto, espero que solo se trate de otras de las tantas Fake News que tambiĂ©n abundan en estos tiempos, dado que es cuando mĂĄs deberĂamos apoyar el trabajo educativo e intentar valorarlo.Â
3. Sancionar
Es importante entender que las circunstancias actuales son excepcionales. Hay dificultades que sortear, y es probable que muchos de los educadores tengan situaciones complejas que vivir. Por lo tanto, lo mejor es evitar la sanción, y como se dijo antes, aumentar el acompañamiento. En nuestras manos estå, sobre todo en tiempos de crisis global, responder con una buena carga de humanidad.

ÂżQuĂ© otro consejo añadirĂas a la lista, desde tu posiciĂłn en la comunidad educativa?


